Poseer y mantener una carretilla elevadora implica, lógicamente, muchos costes diferentes. Está, en primer lugar, el coste inicial de la máquina en sí, los pagos regulares si se financia, los costes rutinarios y previsibles, y los derivados de las necesidades de mantenimiento y periodos de inactividad. A lo largo de su vida útil, el coste total de funcionamiento de una carretilla elevadora puede ser mucho más elevado de lo que aparece en el precio de venta.
Lo más caro de una carretilla elevadora no tiene nada que ver con la máquina en sí. Se trata más bien de un gasto que además se puede reducir considerablemente mediante algunas decisiones inteligentes; nos referimos al conductor. La norma general es que después del desembolso inicial por la adquisición, solo el 30 % de los costes están relacionados con la carretilla. El 70 % restante se va en el conductor.
Si se para a pensar en todos los gastos relacionados con el conductor, las cifras se incrementan. Lógicamente, hay un coste directo por su salario, pero también derivados de la emisión de la nómina, el coste por bajas por enfermedad, rotación de personal, etc.
Además, los factores vinculados al conductor tienen consecuencias en los costes relacionados con la carretilla. Por ejemplo, un conductor con una formación insuficiente trabajará de una manera menos eficaz y provocará más daños a la carretilla que un conductor con una formación adecuada. A continuación mostramos una gráfica con más detalles: en el caso de una carretilla elevadora económica, los costes vinculados a la carretilla son menores que los vinculados al conductor.
Pero incluso con carretillas más caras, que suponen cuotas más altas para su financiación, los gastos vinculados con el conductor siguen siendo casi el doble que los gastos de la carretilla. Los salarios y gastos derivados de las nóminas, por ejemplo, son gastos directos. Pero hay muchos otros gastos indirectos que se pueden reducir y que son más llevaderos, como los derivados de las bajas del conductor y los descensos en la productividad como consecuencia de tensiones físicas.
Conducir una carretilla elevadora puede ser un trabajo duro y con el tiempo los conductores pueden ser menos productivos, o incluso es habitual que necesiten pausas como consecuencia de tensiones físicas y lesiones.
Sin embargo, si nos centramos en la ergonomía, la seguridad de las carretillas y en el almacén, es posible reducir considerablemente estos impactos negativos.
La formación también es importante. A veces puede suponer un desembolso considerable, sobre todo si trabaja con una flota de gran tamaño. No obstante, el gasto se puede compensar rápidamente si la máquina sufre menos daños y desgaste, si experimenta una manipulación de materiales más efectiva y si se reducen los periodos de inactividad por tareas de mantenimiento o cambio de baterías.
De este modo, si quiere reducir costes de propiedad elevados durante todo el ciclo de vida de una carretilla, no debería decantarse obligatoriamente por la opción más económica. Lo más eficaz es centrarse en los gastos derivados del conductor y trabajar para reducirlos.
Pregúntenos sobre cómo reducir los gastos indirectos
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